El corazón de la Roma, la Curva Sud, ha hecho retumbar el Stadio Olimpico con un grito de rebeldía. La protesta contra la gestión de la familia Friedkin está en su punto más alto, y su amenaza resuena como un trueno en los oídos del club y en los corazones de los Romanistas: la Curva Sud se quedará fuera del estadio durante los primeros 15 minutos del partido contra el Inter.
No se trata de una simple protesta, sino de una declaración de guerra. Un «¡Basta!» que surge desde el alma del tifo, una respuesta a las promesas incumplidas y la desilusión que se ha ido acumulando como una losa sobre el corazón Romanista. “En el encuentro Roma-Inter, la Curva Sud se quedará fuera – para resaltar el descontento por la importancia del partido – durante quince minutos y en silencio, en señal de protesta contra una gestión que no ha cumplido con las promesas”, resonó la voz de la Curva Sud en las redes sociales.
Los Romanisti claman por un cambio, un giro radical en la dirección que ha tomado el club. El dinero no es suficiente para alimentar el alma de la Roma. La Curva Sud exige respeto por la tradición, la historia y los valores que han convertido a este club en un ícono del fútbol italiano.
«Para dirigir a la Roma no basta con gastar dinero, es necesario crear y representar un club con el que cada Romanista pueda identificarse y sentirse orgulloso», declaran los ultras, con un tono firme y lleno de la pasión que los define.
Su mensaje es contundente: «Exigimos un cambio de rumbo.» Y no solo la Curva Sud levanta su voz. Un llamado a la unidad retumba en las gradas del Olimpico, una llamada para que todos los Romanistas se unan y exijan un cambio.
Esta no es solo la batalla de la Curva Sud, es la batalla de todos los que aman a la Roma, un grito de rebeldía que busca que los Friedkin escuchen el latido del corazón Romanista. El destino de la Roma está en juego, y la batalla apenas comienza.
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