Cinco a uno. ¡Cinco a uno! ¿Cómo se puede digerir semejante tragedia? La derrota contra la Fiorentina no fue solo una derrota, fue una estocada en el corazón, una humillación que dejó a los Romanisti con un nudo en el estómago. Y mientras la rabia y la decepción aún latiendo en el corazón de cada tifosi, una voz resonó con la furia que llevamos dentro. Zvonimir Boban, el ex-guerrero del AC Milan, levantó su voz y gritó la verdad que todos sentimos.
“¿Quiénes son ustedes? ¡Qué vergüenza!”, exclamó Boban, lanzando un ¡Basta ya!* directo a los Friedkins. Y no se quedó ahí, no. Boban no solo despotricó contra la gestión de los propietarios estadounidenses, sino que clavó el dedo en la llaga de la herida que más nos duele: el trato a nuestros capitani, Francesco Totti y Daniele De Rossi.
«No le dieron a Totti tiempo para crecer, no lo ayudaron,» dijo Boban, su voz llena de indignación. «Lo mismo con De Rossi, lo quemaron como si no fuera nada.»
¿Cómo olvidar el adiós de Totti, el eterno capitán, el símbolo de Roma? ¿Cómo olvidar la despedida de De Rossi, el guerrero que siempre luchó por la camiseta giallorossa? Ambos fueron tratados como piezas desechables, como si su historia, su legado no valieran nada.
Boban, con la pasión de un Romanisti de corazón, denunció la americanización del club. “Esta americanización no respeta ningún valor del fútbol europeo, ni del fútbol italiano, y ciertamente no del fútbol romano, que es un gran fútbol, y de la Roma, que es un gran club,” sentenció.
La Roma, la Lupetto, la squadra capitolina, no es solo un club de fútbol, es una familia, una pasión que nos llena el alma. Y Boban, con su furia, con su verdad, nos dio voz. Nos recuerda que la Roma no se vende, no se convierte en un producto para ser explotado. La Roma es un sentimiento, una historia, un legado que debemos proteger.
¡No podemos permitir que nuestra Roma se convierta en una sombra de lo que fue! ¡No podemos permitir que nuestros ídolos sean tratados como meros objetos! ¡Boban nos ha dado un grito de guerra, un llamado a la acción! ¡Es hora de luchar por nuestra Roma, por su historia, por su futuro!