El corazón de la Fiorentina late con fuerza en el pecho de Adrian Mutu. El ex delantero rumano, ídolo de la Viola, regresó a Florencia, a esa ciudad que se ha convertido en un pedazo de su alma. La visita no fue una simple nostalgia, fue un reencuentro con sus raíces, un homenaje al amor que siente por el club y sus apasionados tifosi.
«Lo que más me conmovió en mis cuatro días en Florencia fue el cariño, el amor de los tifosi,» confesó Mutu a La Gazzetta dello Sport, sus palabras resonando con la pasión que solo un ex jugador de la Fiorentina puede tener. «Es un sentimiento mutuo. Los amo, ellos aún me aman. Sigo siendo un tifoso de la Fiorentina, los sigo, y Florencia es una ciudad especial».
Un sentimiento que trasciende las temporadas y los años. Mutu no es un simple espectador. Él vive la Fiorentina, la siente en el alma, y observa con el ojo experto de un exjugador las evoluciones del equipo. Su análisis del triunfo de la Viola contra el Milan rezuma nostalgia y orgullo: «La Fiorentina esperó al Milan y contraatacó. Lo hicieron bien. Han pasado años desde que vi al equipo en vivo. Hermoso, realmente una sensación agradable. Reconocí los méritos del equipo, aunque esperaba más del Milan».
La nostalgia se entrelaza con la esperanza. Mutu es un enamorado de la Fiorentina, pero también un apasionado del fútbol. Su mirada se posa en los talentos emergentes, en aquellos que prometen seguir la senda de gloria de su ídolo: «El estilo es similar, sí. Contra el Milan, también fue recompensado con un gran gol. Es un gran jugador, lo único es que necesita involucrarse más en el juego, a veces espera». Habla de Albert Gudmundsson, ese joven que lleva el talento de la Fiorentina en sus botas, un reflejo de su propia esencia.
Y se detiene en Moise Kean, ese delantero que lleva la fuerza y la garra de la Viola: «Es físicamente fuerte y ayuda al equipo a subir el campo. Me gustó mucho su actitud, aunque lo vi fallar un penalti contra el Milan. La Fiorentina realmente necesita a alguien como él. Solo necesita madurar un poco más para explotar definitivamente».
Mutu no se queda en la admiración. Su mirada se proyecta hacia el futuro de la Viola, hacia la construcción de un nuevo proyecto: «Deben apuntar a un lugar importante. Deben estar siempre entre los 7-8 mejores equipos. Es una obligación. Siempre necesitas la mentalidad de un gran equipo porque definitivamente es un gran equipo.»
Esa mentalidad se refleja en la nueva ciudad deportiva Viola Park, un proyecto que llena de orgullo a Mutu: «Me impresionaron las instalaciones. Campos hermosos, estadios internos, habitaciones, piscinas, gimnasios. No falta nada, todo está ahí. Decir que es de alto nivel no es una exageración. Es un centro loco que te pone en posición de dar lo mejor de ti, de mejorar el rendimiento».
Y su mirada se dirige a su propio futuro, a ese deseo que palpita en su corazón, a la pasión que no se apaga: «Sí, ahora estoy entrenando. Después de ser también director, entendí y decidí que este es mi trabajo. Que mi futuro en el fútbol sigue estando en el campo. Y me gustaría venir a Italia. Siento que los primeros equipos son para mí».
Mutu, con su mirada nostálgica pero apasionada, deja escapar una última confesión: «Para diciembre me gustaría estar en el banquillo. No puedo esperar para empezar de nuevo. Tal vez en Italia. Así puedo visitar más a menudo a mi amigo Leonardo en la Reggia di Fiesole. Una amistad que ha durado veinte años. Colinas, vegetación, buena comida, Florencia vista desde arriba. Volver fue hermoso. Florencia está en mi corazón».
Un corazón que late al ritmo de la Viola, que sueña con volver a pisar el césped del Artemio Franchi y que anhela compartir su pasión por el fútbol con Italia. ¡Sigue FutbolItalia para más información sobre el calcio de la Serie A y el fútbol italiano!