La Asamblea de Accionistas de Inter Milan fue una montaña rusa de emociones. Giuseppe Marotta, el timonel del barco nerazzurro, trazó un mapa hacia un futuro brillante, pero las sombras de la crisis económica y la tensión con los ultras se asomaban amenazantes en el horizonte.
«Oaktree es la brújula que nos guía hacia la estabilidad», proclamó Marotta, haciendo énfasis en la importancia del fondo de inversión para el futuro del club. «Ser presidente es un honor y una responsabilidad, un legado que honro con la misma pasión que Fraizzoli, Pellegrini, Facchetti y Moratti».
Con la seguridad de un general en la víspera de la batalla, Marotta delineó los objetivos para la próxima temporada: competir por todos los títulos en Italia y Europa, sanear las cuentas, acelerar el proyecto del nuevo estadio y fortalecer las instalaciones de entrenamiento. «Estos son los cimientos sobre los que edificaremos nuestro futuro», sentenció el presidente.
Sin embargo, la sombra de la crisis económica se proyectaba sobre la Asamblea. Antonello, el CEO del club, reconoció las preocupaciones de los accionistas por la baja en los ingresos, pero con un tono optimista aseguró: «Estamos en un camino de crecimiento constante. El acuerdo con nuestro sponsor de camiseta es el mejor de la Serie A, y en los últimos años hemos visto un aumento significativo en los ingresos».
La integración de los jóvenes talentos también fue un tema central en el discurso de Marotta. «Buscamos aumentar la participación de los jóvenes, pero esto requiere paciencia, un ingrediente fundamental para el éxito. Estamos explorando la posibilidad de tener un equipo Under-23 a partir de la temporada 2025/26».
Pero la sombra de la crisis con los ultras se extendió sobre la reunión. Marotta, con la firmeza de un líder ante la tempestad, afirmó: «Somos la parte afectada y carecemos de herramientas para protegernos de situaciones que no tienen nada que ver con el fútbol. El nuevo estadio será un oasis de paz, un espacio donde fortaleceremos una relación sana con los fans y nuestra identidad.»
La Asamblea de Accionistas de Inter Milan dejó un sabor agridulce. Mientras la directiva proyectaba un futuro prometedor, las dificultades económicas y la tensión con los ultras eran obstáculos que debían superarse para consolidar al club como una potencia italiana.
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