El alcalde de Milán, Beppe Sala, ha dado una actualización crucial sobre el futuro del mítico San Siro, hogar de los nerazzurri y los rossoneri. En declaraciones a Italia Oggi, Sala ha trazado una línea temporal clara, destacando la evolución de su postura y las implicaciones financieras de la decisión final, que llegará en marzo.
Inicialmente, Sala se inclinaba por la renovación del estadio, un monumento del fútbol italiano. Sin embargo, reconoció la ambiciosa propuesta de los clubes para construir un nuevo estadio, declarando que, aunque prefería la renovación, la inversión de los clubes en una nueva instalación requiere encontrar una solución que permita su construcción en la misma área sin perjudicar a la afición. Es un delicado equilibrio entre nostalgia y modernidad, entre tradición e innovación.
Marzo será el mes clave. La expresión de interés de los clubes ha sido un paso importante, pero, según el alcalde, «la verdad llegará en marzo» con la presentación de un plan económico y financiero revisado. La aprobación de este plan activará los procedimientos para la transferencia del antiguo estadio y las áreas circundantes a la empresa constructora del nuevo.
Un punto crucial es la valoración del área del San Siro. Sala reveló que la Agencia de Ingresos la ha estimado en 197 millones de euros. Si los clubes mantienen su interés y todo sigue según lo planeado, esta cantidad se destinará a la mejora del barrio y a los colectivos más vulnerables. Una inversión significativa que, más allá del fútbol, tendrá un impacto positivo en la comunidad milanesa. Su gestión, por supuesto, estará bajo un escrutinio público.
La decisión de marzo no es solo fútbol; afectará el paisaje urbano de Milán, su patrimonio deportivo y, sobre todo, el bienestar social de sus ciudadanos. El proceso está en sus etapas finales, y el futuro del San Siro pende de un hilo, a la espera de la confirmación (o no) de las ambiciosas propuestas de los clubes.
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