Romelu Lukaku, el delantero belga que ha estado en el ojo del huracán durante los últimos años, se ha abierto en una entrevista íntima y reveladora al podcast «Amigos del Deporte», donde ha compartido sus reflexiones sobre su viaje personal y profesional. Desde las sombras de la decepción en Chelsea hasta el renacimiento en Nápoles, Lukaku nos ha regalado una mirada profunda a su corazón y a su mente.
«Espero volver a encender la llama por la selección belga, que el fuego por los Diablos Rojos vuelva a arder.» Con estas palabras, Lukaku confiesa su deseo de reencontrar la pasión por jugar con Bélgica, un fuego que parecía haberse apagado durante su tiempo en Inglaterra. El próximo objetivo: el Mundial en dos años, que ahora se ve lejano, pero que alimenta su determinación.
A menudo comparado con Didier Drogba por su potencia física, Lukaku aclara que no son lo mismo: «En Inglaterra me querían encasillar. Ven a alguien con mi físico y piensan: ‘El nuevo Drogba’. No soy así. Didier era más de espaldas al arco, podía controlar el balón donde lo pusieras. No era mi estilo», explica con seguridad.
La entrevista da un giro hacia lo personal, con Lukaku revelando la fragilidad humana que se esconde detrás de la figura del futbolista. «Nunca pensé en la depresión, pero lloré todos los días durante semanas. Incluso de vacaciones. Thierry Henry me llamaba tres veces al día. Mi madre y mis hijos estaban en Milán, pero yo no tenía energía. Necesitaba estar solo un tiempo.» Confesiones que revelan el dolor que vivió durante su tiempo en Chelsea, donde la presión y la incertidumbre se convirtieron en una carga difícil de llevar.
El cambio de aires a Nápoles ha significado un nuevo comienzo para Lukaku: «Ahora he elegido por mí mismo, lo necesitaba mental y físicamente. No hice la pretemporada, ¿por qué volver a ponerme en esa situación ahora que estamos progresando bien con el Nápoles y estoy recuperando mi forma?», reflexiona con satisfacción, demostrando que ha encontrado la motivación que le faltaba.
Pero el futuro de Lukaku no se limita a Nápoles. El delantero belga tiene un sueño: volver a Anderlecht, su club de origen: «El regreso a Anderlecht? Sucederá, y no volveré para terminar, todavía quiero alcanzar un buen nivel. Cuando vuelva, si perdemos dos veces, me enfadaré. Cuando vuelva a Anderlecht, querré ganar el campeonato.» Un regreso a casa con la ambición de volver a brillar, con el fuego de la pasión reavivado.
La entrevista también toca la esfera táctica, con Lukaku revelando una anécdota sobre el estilo de Antonio Conte: «Cuando llegué a Italia, recuerdo que Antonio Conte me dijo literalmente a la cara: ‘Escúchame, en mi sistema de juego no puedes controlar el balón demasiado tiempo, tienes que devolverlo inmediatamente, no debes jugar como Lautaro.’ Desde ese momento, Lautaro y yo sabíamos que teníamos que pasar el balón el uno al otro. Ahora lo mismo pasa con Kvaratskhelia. Esto es lo que Conte puede hacer: crea una especie de asociación entre los jugadores. Lo mismo ocurre con McTominay.»
Lukaku, sin reparos, compara a Conte con otros entrenadores de élite: «Él puede hacerlo. Lo bonito de él es que es justo, creo que la forma en que entrena es hermosa. La forma en que mezcla el equipo. Pep Guardiola también lo hace, también Klopp, Mourinho, Ancelotti. Son los grandes entrenadores. Si miras a los equipos que ganan, siempre hay un entrenador que tiene un buen plan táctico, pero sobre todo que logra crear un equipo unido, con jugadores que se llevan bien.» Un reconocimiento a los grandes estrategas del fútbol, que saben cómo sacar lo mejor de sus jugadores.
La entrevista de Romelu Lukaku es una muestra de su evolución personal y profesional, un testimonio de su resiliencia y de su ambición por alcanzar la cima. ¿Podrá Lukaku volver a encender la pasión por el fútbol que un día lo llevó a la gloria? Solo el tiempo lo dirá.
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