Milán, Italia – El CEO del Inter, Giuseppe Marotta, charló con DAZN antes del crucial encuentro contra la Fiorentina, un partido marcado a fuego por la humillante derrota 3-0 en Florencia. Sus palabras, una mezcla de orgullo herido y pragmatismo puro, pintan un cuadro complejo del actual estado del equipo nerazzurro. ¿Una crisis? Quizás. ¿Un fracaso? ¡Ni pensarlo!
Marotta comenzó con una declaración de intenciones que retumbó: «Debemos jugar para ganar,sin importar el rival que tengamos enfrente. Evidentemente, hubo decepción tras la derrota, pero creo que eso servirá como motivación extra para esta noche,» sentenció, dejando entrever el deseo de redención que arde en el corazón del club. 🔥
El tema candente, como era de esperarse: Joao Félix. Los rumores lo colocaban en el Inter, pero Marotta fue tajante al estilo nerazzurro: «No iniciamos ninguna negociación. Evaluamos nombres en el mercado, pero decidimos mantener la plantilla actual. No perseguimos a Félix, manteniendo el respeto por el jugador.» Un cierre categórico que deja claro que el Inter, a pesar de las dificultades, confía en su plantilla actual y en su potencial.
La sequía goleadora preocupa, of course, pero Marotta defiende a sus delanteros con uñas y dientes: «Estadísticamente, somos un equipo prolífico, con el mejor ataque de la liga. Es raro un partido como el del jueves, sin goles y con pocas chances. El problema del equipo no es marcar goles,» argumentó, rechazando las críticas a Taremi, Arnautovic y Correa.
Sin embargo,el CEO interista no elude la realidad,y eso se valora: la fatiga física y mental pesa,y vaya que pesa,sobre el equipo. «No hay nada que reprochar al equipo ni al entrenador; son profesionales que siempre lo dan todo. En este periodo, el aspecto mental ha sido muy pesado, psicofísicamente. No es una excusa, y nos pasa a todos. debemos ser mejores y convertir esta debilidad en fortaleza. Debemos adaptarnos a un calendario demasiado exigente,» reconoció con honestidad, dejando entrever un desafío a la resiliencia de sus jugadores. 💪
la derrota ante la Fiorentina fue un golpe duro, un wake-up call. Pero en las palabras de Marotta se percibe una llama de esperanza, un orgullo nerazzurro que se niega a sucumbir ante la adversidad. La lucha por el Scudetto continúa, y el Inter, herido pero no derrotado, se prepara para la batalla. ¿Conseguirá redimirse y volver a la senda del triunfo? El tiempo, ese juez implacable, lo dirá.
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