La derrota contra la Fiorentina fue un golpe duro para la Roma, pero Ivan Juric, con la determinación de un «leon» romano, no se deja intimidar por el vendaval. El técnico croata se mantiene firme en su posición, con una visión clara de lo que se necesita para llevar a la Roma a la victoria, a pesar de las tensiones internas y la presión por obtener resultados.
«Perdimos por un fallo emocional», admitió Juric, «pero esto podría ser un punto de inflexión positivo. A veces es mejor perder así que por 1-0 y esconder problemas que se han estado gestando durante años.»
Juric no se anda con rodeos. Sabe que la Roma necesita unidad y que la fragilidad emocional no tiene cabida en su proyecto. «No estoy pensando en el futuro», dijo, «me dedico a mi trabajo, y lo que pase, pasará. Nuestra plantilla no puede permitirse exclusiones. Tenemos que incluir a todos lo más posible. Tienen que entender la importancia de la camiseta, de este lugar, y de lo que hay que hacer».
El técnico croata no elude las tensiones internas que han surgido en el equipo. «Ha habido algunas discusiones fuertes», reconoce, «pero es mejor que sucedan pronto. Hemos enderezado el rumbo en ese sentido. La plantilla y yo estamos alineados en nuestras respectivas tareas. Se quedará entre nosotros. Nos dijimos la verdad, quizás de forma violenta al principio, y luego de forma más razonable. Yo soy el entrenador y debo gestionar el equipo. Solo tengo que concentrarme en que rinda al máximo. Los jugadores tienen que jugar. Cada uno debe hacer su parte».
Juric también ha mantenido conversaciones con los propietarios del club, manteniendo una comunicación abierta y transparente. «Hemos tenido algunos contactos y hablamos de todo», explicó, «lo que nos ha quitado tiempo y atención a los asuntos del campo. No he cambiado de opinión. No veo grandes defectos, y prefiero que la dirección me confíe la responsabilidad de tomar las decisiones. Tenemos que obtener resultados, y el resto es solo una distracción».
Con un enfoque directo y una determinación inquebrantable, Juric inspira confianza en su equipo. Sabe que el camino no será fácil, pero está dispuesto a afrontar los desafíos y a sacar lo mejor de cada jugador. Su mensaje es claro: la unidad y el compromiso son la clave para el éxito.
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