Roma, Italia — ¡Un suspiro de alivio que se siente hasta la mismísima Curva Sud! el Stadio Penzo de Venecia fue el escenario de una batalla épica, un verdadero combate de gladiadores donde la Roma, con garra y un corazón que no les cabe en el pecho, logró derrotar al Venezia con un ajustado 1-0. Un gol, un único y valiosísimo gol, ¡lo suficiente para inyectar una dosis de esperanza a un equipo que venía viviendo días oscuros! Fue paulo Dybala, desde el punto fatídico, en el minuto 57, quien grabó su nombre con letras doradas en los anales de esta victoria, que sabe a gloria.
Pero ojo, este triunfo no fue un camino de rosas, ni mucho menos un paseo triunfal digno de los mismísimos Campos Elíseos romanos. No, señores, fue una lucha sin cuartel, un combate cuerpo a cuerpo contra un Venezia que, como bien atinó a señalar el míster Ranieri, siempre da pelea hasta el último segundo: “Estoy satisfecho porque era consciente de las dificultades del partido. Conseguir un resultado aquí significaba jugar un gran partido. Venezia, en sus últimos 10 partidos, siempre ha ganado o perdido por un margen de un gol.” Sus palabras no hacen más que revelar la verdadera magnitud del desafío que se logró superar.
Pero la satisfacción de Ranieri va mucho más allá del mero resultado. No, amigos, va mucho más allá. Es una satisfacción que nace del esfuerzo colectivo,de la disciplina táctica,de la ejecución casi perfecta del plan de juego que se trazó. «Los chicos estuvieron espléndidos; hicieron todo como lo habíamos preparado.Siempre estuvimos concentrados y atentos.Estoy realmente satisfecho. en muchos aspectos, fue nuestra mejor actuación,” declaró, con un orgullo palpable pero manteniendo los pies bien puestos sobre la tierra.
Quizás esta no fue una demostración de ese fútbol exquisito que tanto nos gusta, no fue un ballet de pases precisos y jugadas que rozan la magia. Fue, en las propias palabras de Ranieri, una victoria que se cimentó en la concentración y en la atención obsesiva al detalle: “Quizás no fue un partido magnífico desde el punto de vista técnico, pero en términos de atención, estoy satisfecho.” una victoria forjada a base de sudor, entrega total y una férrea voluntad de no rendirse jamás ante la adversidad. ¡Así, señoras y señores, es como se construye una leyenda!
Y es que esta Roma, a pesar de los inevitables altibajos que trae consigo cada temporada, demostró tener un espíritu de lucha que inevitablemente nos evoca a aquellos legendarios gladiadores de la antigua Roma. Un espíritu combativo que Ranieri ha sabido enardecer como nadie,incluso en los momentos más sombríos: “Excepto en algunos casos particulares,los chicos siempre dan el 100%. Los que saltan al campo siempre intentan dar lo mejor de sí mismos.” ¡Unas palabras que retumban con la fuerza de un rugido épico en el mismísimo Coliseo!
Pero la mirada ya está puesta en el horizonte cercano, en ese desafío titánico que aguarda a la Roma con los dientes afilados: el crucial encuentro de Champions League contra el siempre complicado Porto. Ranieri,fiel a su pragmatismo que lo caracteriza,ya trazó la hoja de ruta: “Ahora nos espera el Oporto,e intentaremos dar lo mejor de nosotros para hacer una gran actuación. Estaré satisfecho si el equipo continúa haciendo todo como lo está haciendo ya. no puedo prometer nada excepto una gran aplicación.”
Este valioso triunfo contra el Venezia representa mucho más que la simple suma de tres puntos en la tabla; es un auténtico bálsamo para el alma de los jugadores y la afición, un empujón anímico essential para afrontar la dura batalla que se avecina contra el Porto.Es la prueba palpable de que, incluso cuando la oscuridad parece envolverlo todo, la Roma, al igual que el mítico ave fénix, tiene la capacidad de resurgir de sus propias cenizas.¿lo logrará en la Champions League? Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa sí podemos asegurar desde ya: ¡esta Roma pelea con uñas y dientes, sufre como nadie y, al final, siempre vence! 🔥
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