El corazón del tifo giallorosso late fuerte en el pecho de Saverio Sticchi Damiani, presidente del Lecce. Su pasión por el club se respira en cada palabra, especialmente en esta entrevista concedida a _Radio FirenzeViola_. Como una melodía nostálgica, sus palabras nos transportan al pasado, evocando la historia y la tradición de un equipo que lucha por su lugar bajo el sol.
Damiani, con la delicadeza de un poeta y la determinación de un guerrero, nos describe la compleja realidad del Lecce. El proyecto que lleva adelante es un desafío titánico, una escalada difícil que requiere sacrificio y dedicación. «Hemos tratado de combinar los resultados deportivos con un tema de sostenibilidad del club», explica, casi con un dejo de amargura al recordar que este esfuerzo no siempre es apreciado por los aficionados. Las dificultades del territorio se suman al creciente distanciamiento entre el club y los fans, creando una atmósfera de incertidumbre. «El feeling entre la sociedad y los aficionados se está desvaneciendo un poco en los últimos tiempos.»
Pero Damiani no se desanima. Sus ojos brillan con una confianza inquebrantable en el futuro del Lecce. Como un artesano paciente, proyecta el futuro del club, invirtiendo con cuidado en las estructuras, en especial el centro deportivo, un talón de Aquiles que está a punto de convertirse en un punto fuerte gracias a la adquisición de las áreas y la colocación de la primera piedra. Es una inversión importante, una señal de esperanza que une la pasión deportiva con la responsabilidad social. «Trato de utilizar el club para realizar actividades sociales en todo el territorio.»
Su mirada se dirige luego al futuro inmediato, al desafío del domingo contra la Fiorentina. «El año pasado fue una victoria importantísima para la salvación», recuerda, consciente de que la diferencia entre los dos equipos es innegable. La Fiorentina ha hecho un gran mercado, creando una expectativa de fuerza que el mismo Damiani reconoce. «El valor entre los dos equipos es diferente y hay una brecha evidente», afirma, pero un toque de orgullo se cuela en sus palabras: «A menudo en nuestro estadio suceden cosas improbables.»
Su atención se desplaza a Pongracic, el defensor que dejó el Lecce para la Viola. Damiani recuerda la llegada del jugador como una aparición fantástica, «un marciano» que jugó a un nivel superior. Su opinión sobre Pongracic es sincera y directa: «Tiene que estar en un entorno que le dé confianza». El presidente giallorosso reconoce el potencial del jugador, pero advierte: «Pongracic es un jugador que hay que tener en cuenta y si tiene confianza puede elevar el nivel del equipo. Característicamente necesita ser apoyado.»
Damiani traza el destino de Pongracic, como una estrella que cambia de rumbo en un cielo nocturno. «Es un jugador que vale esa cifra», dice con firmeza, refiriéndose al precio del traspaso. «Estoy seguro de que Palladino lo valorará.»
Las palabras de Damiani resuenan en el corazón de los aficionados del Lecce. El presidente del club, con su pasión y su visión, ha trazado un camino desafiante pero lleno de esperanza. El futuro del Lecce, como un lienzo en blanco, está listo para ser pintado con los colores de la tradición, la responsabilidad y la perseverancia.
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