El Santiago Bernabéu, la fortaleza del Real Madrid, se transformó en un escenario de pesadilla para los blancos este sábado. Un Barça inspirado, comandado por un Robert Lewandowski imparable y con la chispa juvenil de Lamine Yamal, destrozó al Real Madrid con un contundente 4-0, dejando a los merengues atónitos y a los culés en éxtasis.
La victoria no fue solo una goleada, fue un golpe de autoridad. Un Barça que se paseó por el Bernabéu con una superioridad implacable, demostrando una calidad y una ambición que nadie había podido igualar en los últimos años. Fue un espectáculo, un spettacolo, como dirían los italianos, que resonó en cada rincón del estadio y quedará grabado en los anales del fútbol español.
Lewandowski, el goleador polaco, marcó dos goles y demostró que sigue siendo un auténtico depredador del área. El primero, una definición exquisita tras una asistencia de Gavi, puso al Bernabéu en alerta. El segundo, un cabezazo inapelable, sentenció la contienda y dejó a los madridistas con la sensación de impotencia.
Pero no solo Lewandowski brilló. El joven Lamine Yamal, con apenas 16 años, hizo su debut en el Clásico y dejó su huella en el marcador. Su gol, una obra de arte, fue la culminación de una noche mágica para el joven talento del Barça. Raphinha, con un golazo de calidad, completó la goleada y sentenció una noche que quedará grabada en la memoria de los culés.
El Bernabéu, acostumbrado a ser un fortín inexpugnable, se rindió ante la magia del Barça. El Real Madrid, con un Ancelotti abatido y sin respuestas, vio cómo su racha de 42 partidos invictos en casa en La Liga se rompía de la manera más cruel.
Ancelotti, que había ganado los tres Clásicos de la temporada pasada, se quedó a las puertas de un hito histórico. Si hubiera ganado este partido, se habría convertido en el primer entrenador del Real Madrid en ganar tres Clásicos consecutivos desde 1991. Además, habría igualado la marca de Miguel Muñoz y Pep Guardiola, convirtiéndose en el tercer entrenador en ganar cinco Clásicos consecutivos.
Pero el destino le tenía preparada una amarga sorpresa. La derrota no solo le impidió lograr estas marcas, sino que también empañó su imagen y puso en duda su capacidad para mantener el control del equipo.
La victoria del Barça, por otro lado, fue el debut soñado para Hansi Flick. El nuevo entrenador del equipo catalán, que llegó tras la salida de Xavi Hernández, se impuso con autoridad en su primer Clásico, convirtiéndose en el primer entrenador del Barcelona en ganar su primer Clásico desde Gerardo Martino en 2013.
El Bernabéu, en silencio, presenció la caída del gigante. El Barça, con una victoria contundente, se alza como el rey del fútbol español. El Clásico no fue solo una victoria, fue un mensaje: el Barça está de vuelta y está dispuesto a recuperar su trono.
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